martes, 15 de julio de 2014

Wadi Rum, el desierto rosa.

Hoy te dejo el post también en audio con una bella música de Omar Faruk:


Foto: Mariaje López


Hubo una vez un mar... que en parte se evaporó, y en parte se tragó la tierra. Ahora es un desierto llamado Wadi Rum. Un bello desierto de arena rosa, donde incluso llueve algunas veces.
En el desierto rosa las dunas no se mueven, reposan eternamente, como niñas en el regazo de montañas que parecen cera derretida. En Wadi Rum hay llanuras sin límite y colores que los peces envidian, una luna que te besará la piel sin remilgos, y estrellas más luminosas de lo que nunca has visto. En el desierto rosa amanece, y el sol despierta en ti la misma vida que seguirá en tu pecho cuando duermas. A lo lejos, los camellos ensartados en hilera avanzan con sus fardos cadenciosamente, obedientes al amo que les guía y ajenos a los  ruidos de otros mundos.
Aquí la libertad no se esconde; se respira a pulmón libre, y tú no buscas silencio, porque él te encuentra. La paz acude a ti como una novia entregada, y en la quietud de sus besos te olvidas de por qué viniste y de por qué te irás.
Delante de Los Siete Pilares de la Sabiduría, podrías reformatear tu vida si quisieras, y si quisieras hasta podrías nacer otra vez. Wadi Rum tiene una luz cegadora que ofrece a todos, aunque sólo la aman los que son valientes para abrir los ojos. Pero sus estrellas alumbran las noches de los afligidos, y el viento que modeló las rocas silba viejas canciones en su oído. 
  En el desierto rosa hay petroglifos, testigos grabados de primitivos ancestros y lugares santos, antes aun de que los nabateos llegaran desde Saba y montaran aquí sus tiendas; jaimas con olor a hierbas secas y especias. Miro a los niños beduinos y me pregunto si les sería ya posible vivir en una ciudad sin ahogarse.
Para Lawrence de Arabia y muchos más, este es el desierto más bello de la tierra. Y en sus secretas bodegas guarda un tesoro que lo hace más precioso todavía: todo el subsuelo es una inmensa bolsa de agua fresca y pura, capaz de abastecer a gran parte de la península arábiga durante muchos años. 

En Wadi Rum, el tiempo —esa águila que vuela con la vida en sus garras—, se aquieta y espera silenciosamente. Cada día en el desierto es un viaje al interior de tu abismo, no para hundirte en él, sino para convertirlo en sima donde contemplar el mundo sin prisas y a tu ritmo. En Wadi Rum todo es cierto, y todo tiene sentido.

Mariaje López. 

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Foto: Mariaje López


Foto: Mariaje López




Imagen fuente: http://101lugaresincreibles.com

Foto: Mariaje López



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Foto: Mariaje López





Foto: Mariaje López


Foto: Mariaje López
 






Foto: Mariaje López














Mariaje López. 

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lunes, 7 de julio de 2014

Petra; un misterio oculto entre montañas.


Cada paso que doy me acerca un poco más a la ciudad perdida. Mi memoria inquieta mezcla imágenes del recuerdo con otras inmediatas. Una televisión muy vieja, un documental en la 2, una adolescente fascinada con un paisaje de fábula. Su complicado vivir no incluía planes de viajes, ni siquiera como sueño a largo plazo. Simplemente miraba sin pestañear, pensando en lo maravilloso que sería poder estar allí.




Cuarenta años después, estoy atravesando el desfiladero del Siq, un pasillo de dos kilómetros de arenisca de todos los colores; desde el blanco puro hasta el negro absoluto, casi todo rojo por el óxido de hierro del que anda sobrado.