lunes, 29 de septiembre de 2014

De ruidos y derruidos



Paseando esta mañana junto a la valla de un colegio a la hora del recreo, escucho la algarada, similar a la que emiten los cientos de pájaros que al declinar el día, se recogen en las copas de los árboles.
A esta semejanza de ruidos y sujetos —niños jugando y pájaros—, bien podría achacársele algún parecido con la libertad: las aves son símbolo de ella, y en los niños muy pequeños por lo general todavía no ha sido cercenada.

Esto me lleva a hacerme otra pregunta: ¿Es la libertad ruidosa? Probablemente sí, ya que para acallarla —y derruirla— se inventaron las mordazas.




Mariaje López.


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