viernes, 16 de septiembre de 2016

Cerrar los ojos



En Blanes, un invierno de sueños blancos y felices juegos.


Cerrar los ojos y volver a la mirada luminosa y atónita de los días de sol, a los geranios y las canciones en el patio, a las risas de hierbabuena y membrillos en los armarios.

Cerrar los ojos para abrir las mañanas de aventura, de hormigas y caracoles, de vestir y desvestir muñecos alimentados con pétalos de margaritas.

Cerrar los ojos para jugar en calles encharcadas sin asfalto, engalanadas de truques y rayuelas. Elíseos infantiles de bajo coste, rincones azotados por las deshilachadas combas de saltos infinitos, laberintos de carreras, de sonrisas cómplices y tropezones.

Cerrar los ojos para inventar las mareas, para oler los libros convertidos en vivienda, en el ardor impaciente de unas manos tiernas y una ilusión intacta.

Cerrar los ojos para levantar gordos de nieve arropados en los diciembres fríos, con bufandas largas como los sueños. 

Cerrar los ojos y declarar guerras de mentira disparando risas de verdad, y firmar el armisticio para llegar a tiempo a la cita con el coyote suicida y el correcaminos cruel.

Cerrar los ojos para recuperar caricias y juegos de palabras dulces con caramelo tostado en la sartén. 

Abrir los ojos para no ver a la muerte devorar los besos, enterrar a las hadas vivas en lo profundo, extender su velo para asfixiarlo todo en su brutal olvido. Abrir los ojos para exorcizar al infierno de que te olviden, al infierno de olvidarte tú. 

Cerrar los ojos para volver al curso de las primeras huellas, en ese rastrear continuo y en ese perseguirlas a toda costa. Abrir los ojos al deseo irrenunciable de volver a Ítaca, para vivificar la vida, para recuperar el alma.

Mariaje López

Gracias por cada vez que me dices algo antes de irte. Gracias por tu tiempo, y si además compartes, me ayudas a avanzar.

Licencia Creative Commons Tu  escritora personal por Mariaje  López se encuentra bajo una Licencia  Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0  .

2 comentarios:

  1. Mirando hacía atrás en el tiempo y con los recuerdos más o menos fidedignos, mis recuerdos del olor de las galletas María, de un chocolate que sabía a tierra, ( antes de la llegada del Chobil claro ) de los pocos tebeos que llegaban a nuestras manos, los recortables, la ilusión de recibir una carta, me encantaba escribirme con gente, pero no todo era felicidad, los padres tenían que trabajar, también en aquella época mucho y por desgracia pasábamos mucho tiempo solos y por lo general, había que cuidar de los hermanos y echar una manita a la madre en casa, mi opinión es que maduramos muy deprisa, no quedaba otra.
    Muchas gracias por despertar los recuerdos de aquellos no siempre tan maravillosos años, Abrazos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No recordaba yo ese chocolate, Chobil, aunque quiere sonarme. Quizá en Madrid se consumían más El Gorriaga o La Campana, además de otro que no quiero ni mencionar. Los primeros ocho años yo los recuerdo felices. Luego ya... la vida se volcó en el infierno, y así siguió durante mucho tiempo. Pero cuando vuelvo allí con la memoria o la emoción, me siento fuerte como nunca, y recupero mis pedazos. Un abrazo enorme.

      Eliminar