lunes, 11 de diciembre de 2017

Nadar en el barro



Imagen: Yeison Gualdrón



Asomarse a la maravilla que somos al nacer, encontrar el hilo de la pureza nativa, ese frágil equipaje con el que llegamos al mundo, el milagro evolutivo que somos... tocar esa grandeza es imposible aterrizados en la edad adulta, si no se parte del conocimiento de nuestra miseria. 

Para querernos es preciso admitir que no somos como nos gustaría ser, ni mucho menos perfectos, como al nacer, para desde esa certeza avanzar sinceramente hacia algo mejor. Únicamente en la aceptación de lo que somos, sin tunear las sombras, podremos ofrecer al mundo y ofrecernos en primera persona lo mejor de nosotros. 

Esta será sin duda la mayor conquista de cada día, convivir con esa parte reprimida de nosotros que no nos gusta, deseando mejorarla de forma honesta, sin traicionarla ni querer ignorarla, enterrarla viva —tan viva—, a veinte metros bajo el suelo. Es preciso mirarla de frente, y hasta de perfil, para aprenderse su anatomía al milímetro, para saber cómo respira. Hemos de hacerlo si lo que esperamos es llegar a amarnos como necesitamos. Es preciso hacerlo para consolar ese anhelo de sentido, para suturar el caos en nuestras vidas y no acabar siendo también el caos en los otros. 

Para tocar las estrellas de la pureza nativa, o lo que de ella quede, primero hay que aprender a nadar en el barro. 


Mariaje López
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domingo, 26 de noviembre de 2017

La tristeza de que te llamen valiente


Hace unos días conté en la red la agresión machista que hace varios años sufrí en el portal de mi casa alcalaína a las once de la noche, cuando regresaba de ver una obra de teatro en Madrid. La violación propiamente dicha no llegó a consumarse por la llegada providencial de un hombre que paseaba cerca con sus dos grandes canes. Ninguno de mis vecinos acudió en mi ayuda, pese a que grité mi nombre entre pedidos de auxilio.

lunes, 6 de noviembre de 2017

La Mentira y la Verdad se fueron




La Mentira y la Verdad, cayeron en manos de los hombres y las prostituyeron.
Tuvieron hijos con ellas y en sus orgías, las mezclaron del tal modo que ya no las distinguieron. 

La Mentira y la Verdad, cansadas, acordaron esconderse de los hombres.
Y los dejaron languidecer a solas, en el vacío de su enajenado grito. 

***


Mariaje López

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sábado, 28 de octubre de 2017

La luz del silencio






Vivimos inmersos en el ruido. Ruido, ruido, ruido. 
Ruido fuera, ruido dentro. Siempre ruido... 
Y el ruido nos ensordece, dificulta las relaciones, encarece la comunicación. También la que ha de producirse con nuestro interior. 

Hay sordos y mudos que logran comunicar más y mejor que quienes hablamos y oímos, muchas veces sin llegar a decir nada, casi siempre sin escuchar.

Cuando era jovencita soñaba con encontrar el amor total; un compañero con el que pudiera comunicarme plenamente a todos los niveles. La comunicación era para mí, y sigue siéndolo, lo más importante. Comunicar y comunicarme con lo arcano de mi ser. Parece algo natural, mas ni es tan fácil, ni tan frecuente.

Ignoraba hasta qué altura hemos levantado murallas, cuando el otro está a un toque de clic, el grosor de las barricadas que la ausencia de empatía puede interponer. 

Los silencios anímicos no buscados, como la soledad impuesta, son duros estados del ser que lo oprimen y aniquilan. En ellos raramente penetra un rayo de luz. Por eso, solamente una sincera y profunda comunicación puede iluminar el silencio.

Es la luz del silencio la que habla, cuando todo lo demás calla. La única que vence al ruido.

Y La luz del silencio es el título de una obra de Salvador Robles Miras, basada en su realidad familiar. Un relato intimista y veraz narrado con hondura, cariño, y una profunda admiración hacia los protagonistas. Encontramos en él una sabrosa y equilibrada mezcla de grandeza y sencillez. La misma combinación de grandeza y sencillez que encontramos en los hechos que narra: el día a día de un hombre de cuarenta años, al que una enfermedad incapacitante deja atado a una cama desde los diecinueve años, y de por vida. Una vida rota que son dos, porque con él y a su cama se amarra la vida la madre, con la que solo puede comunicarse a través de la mirada. Ahí reside la la luz; la luz del silencio, en los ojos del hijo hablando a la madre, y en los ojos de la madre escuchando al hijo. 

Mucho silencio, pero también mucha, muchísima luz.

Un homenaje que desgrana Salvador en cuatro capítulos, cuatro ventanas al último tramo de vida de un hombre que no desea vivir, y que sin embargo, ama la VIDA con mayúsculas. A través de su mirada accedemos a su mundo horizontal, y en sus palabras pensadas leemos la letanía de su sentir desesperado: “Si tan solo pudiera”… nos repite una y otra vez.

Si tan solo pudiera expresarme de palabra… si tan solo pudiera regular el volumen de la radio y cambiar el dial… Si al menos pudiera mover las manos… Si pudiera eso… creo que lo aceptaría todo mejor.

Miguel, que así se llama el protagonista, analiza desde su inmovilidad la vida y la muerte, la enfermedad, el circo mediático que le llega por las ondas, la falacia social; nos invita a la reflexión, y después, en un ejercicio de lucidez, tras la crítica, se pregunta si en condiciones normales él no actuaría de la misma forma que aquellos a los que juzga. Y es que, paradójicamente, la movilidad nos convierte en más proclives a la inconsciencia y el automatismo. La autonomía, increíblemente inconsciente, nos hace mecánicos. La consciencia y la sabiduría necesitan quietud para prosperar.

He reconocido en esta novela el germen de temáticas desarrolladas posteriormente por el autor. Así, el periodismo, la política y el deporte, son la base para la reciente trilogía de género policíaco protagonizada por el sagaz inspector Telmo Corrales: La exclusiva del asesino, Troya en las urnas y El delantero centro se niega a jugar, respectivamente. También se habla de refilón sobre terrorismo,  tema que abordaría Salvador después más ampliamente en su maravillosa novela Contra el cielo, alegato conmovedor y valiente, escrito en Bilbao en la época en la que en el País Vasco E.T.A. todavía esgrimía sus pistolas calientes, con las que trataban de imponerse secuestrando personas y libertades.

Mariaje López

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lunes, 9 de octubre de 2017

El Potlach




El consumo no siempre va unido al prestigio, en cambio el prestigio acostumbra a ir del brazo del consumo. Eso lo sabe todo el mundo. Lo curioso es comprobar hasta dónde se puede llegar para conseguir ese ascendiente. 

El Potlach es una ceremonia que hasta el siglo XX todavía se celebraba entre algunos pueblos amerindios del Pacífico Norte de Estados Unidos y Canadá. Consistía en que el jefe de una tribu invitaba a otra a un festín donde se la obsequiaba con preciados objetos y alimentos, a fin de demostrar que su estatus era el más alto. Se obtenía así prestigio a cambio de regalos. Como suele ocurrir, las escaladas de cualquier tipo acaban rayando en la locura. En muchas de estas celebraciones se llegaron a quemar esos bienes —que no siempre sobraban precisamente, sino todo lo contrario—, e incluso ardían las cabañas donde tenían lugar esos banquetes. Tal vez habría que enfrentarse después a padecer hambre, pero todo se sacrificaba en aras de la apariencia, del prestigio. 

Tomando como punto de partida esta tradición, y trasladándola a la sociedad moderna de consumo, Coral Igualador ha escrito el guión teatral de El Potlach; abriéndonos las puertas de una escuela para jóvenes ejecutivos, futuros empresarios, cuyas pautas de aprendizaje no están tan alejadas de la realidad como pudiera creerse. El método es simple pero eficaz: se toman ejemplos de situaciones cotidianas y se les aplican las correspondientes dosis de los valores "adecuados". Y así, de forma sistemática, quedarán implantados en el ideario del futuro triunfador. Con solamente una condición: el cursillista deberá estar dispuesto a todo; cualquier cosa en aras de obtener prestigio. Prestigio retroalimentado por el consumo, y así en una rueda creciente girando sin fin. 

La puesta en escena es sencilla pero efectiva; sorprendente por ejemplo, el resultado escenográfico que puede lograrse con unas cuantas perchas en movimiento. Los actores, seis en total, llevan a cabo un trabajo impecable, bordando tanto los momentos de tensión dramática como los de comedia, con Yeyo Bayeyo al piano y la chamdra, marcando los tiempos y temperaturas de la acción, y ayudándola a avanzar con las melodías apropiadas. Eso sin abandonar su faceta de actor. Casi al final, asoma un guiño orweliano que me hizo recordar aquella consigna musical de la granja rebelde: "Cuatro patas bueno, dos patas mejor". Discutible consigna, por cierto, yo me entiendo. 

En definitiva un rato que se pasa volando, sabroso y divertido, con el sello comprometido de El Experimento Producciones, compañía con un plantel envidiable de actores y actrices, dirigidos por la prolífica escritora y también actriz, Coral Igualador. Vayan a ver El Potlach; no se arrepentirán. 

Mariaje López.

Autora y dirección: Coral Igualador
Intérpretes: Susana Álvarez, Fernando Bodega, Marta Fuenar, Luis Turpín, Fran Valcarce, Yeyo Bayeyo
Música en directo: Yeyo Bayeyo
Compañía: El Experimento Producciones

Fecha: el Domingo 15 de octubre de 2017
Horario: a las 20:30h
Lugar: Teatro La Usina - c/ Palos de la Frontera, 4 -Embajadores- (Madrid)
Reservas: 
91 468 47 54 / 670 580 570
teatro@lausina.es
Para más información:




domingo, 8 de octubre de 2017

BLADE RUNNER 2049.



Corría una tarde de 1982 cuando yo merendaba plácidamente frente al televisor, y vi un tráiler donde aparecía una ciudad que me recordaba a la Metrópolis de Fritz Lang, con anuncios de plasmas gigantes, inusuales en la época, y coches voladores transitando una ciudad futurista y decadente. De inmediato suscitó mi atención. Y fui a verla.

Cuando salí del cine, sabía que lo que había visto y oído permanecería en mi memoria mucho tiempo. Blade Runner, aquella historia de cine negro retrofuturista, precursora junto con Alien del ciberpunk en el séptimo arte, me cautivó. Una estética sorprendente para la época, arriesgada, y tan cuidada que nunca pasará de moda, una música de Vangelis maravillosa, una pregunta fundamental: ¿qué nos convierte en humanos? Y, ¿es eso garantía de que somos el mejor producto posible? Blade Runner es cine negro, futurista, distópico, ecologista, filosófico... Blade Runner es poesía, belleza y tragedia, esperanza y desesperanza en permanente duelo, advertencia, y hasta súplica. Blade Runner es una obra maestra incombustible e incontestable. 

Nadie se atrevió —hasta que llegó Denis Villeneuve— en treinta y cinco años, a abordar una secuela, sabedor cualquier pretendiente, de que el público afecto a la original exigiría que una secuela estuviera a la altura de este mito del celuloide. ¿Lo consigue Blade Runner 2049? Sí y no, en mi particular y humilde entender de simple espectadora. 

Sí, en cuanto a la parte visual y técnica: la película tiene un diseño repleto de belleza y cuidado, la fotografía y la ambientación son maravillosas.

El argumento es sencillo, como lo era en la original, pero carece de la profundidad y riqueza de matices que tiene la cinta de 1982. Aquí los personajes son planos; al menos a mí me han dejado bastante fría, sin llegar a tocarme la fibra, aunque lo intentan con unas lágrimas que no me convencen. La música de Jöhann Jöhannsson, Hans Zimmer y Benjamín Wallfisch, me saca a veces de la historia y en alguna ocasión me hace sospechar que quiere cubrir carencias interpretativas. El ritmo de Blade Runner era más bien lento; entonces todavía se valoraban las películas por otras cosas, en lugar de mayoritariamente por la cantidad de acción. En la secuela se tiene eso en cuenta y aunque no carece de escenas trepidantes, también concede tiempos a la pausa dramática, no siempre bien gestionadas. En dos ocasiones tuve tiempo y ocasión de salir de la trama, recordar algún asunto privado y volver a entrar.

No obstante he de decir que no traiciona, aun en su manifiesta superficialidad, el espíritu de la obra a la que alude, y que es una buena película de ciencia ficción, digna de ser vista y disfrutada —eso sí, llévense un aperitivo porque el metraje es largo—. Mi recomendación es que vayan a verla si les gusta la ciencia ficción, contemplarán escenas de alto impacto que se grabarán en su retina. De eso, a dar la talla como sucesora de Blade Runner, hay un precipicio.

Solo es mi opinión. 



Mariaje López.

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lunes, 31 de julio de 2017

Te seguiré queriendo




Cuando esta piel, tersa aún, languidezca, y deje de beber el agua que su necesidad reclama... 
Cuando estos ojos, espejos que todavía brillan, se apaguen en el destierro de su cegadora llama... 
Cuando esta boca, que incesante arropa la desnudez de tus labios, se agite interrogante y temblorosamente pálida... 
Cuando estos pies, todavía ligeros, trastabillen y equivoquen el lento paso... 
Cuando estas manos, sembradoras de versos, no encuentren ya palabras que arrojar al surco, ni cosechas con que engalanar tu cuerpo... 
Y cuando este corazón, que galopa tierra y vientos, encuentre al fin un remanso donde descansar quieto... 
Entonces... todavía entonces... yo te seguiré queriendo. 


Mariaje López.

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lunes, 17 de julio de 2017

Los puentes caídos




Uno puede querer rectificar a veces, para volver a lo de antes, para recuperar lo perdido. Mas lo que se perdió, perdido está.

Con perseverancia en la nueva construcción se levantarán otros puentes, para llegar a orillas quizá mejores. Pero nunca podrán ser los mismos puentes que se derrumbaron.

No importa, mejor así. Abracémonos al esplendor de lo diferente, de aquello que con amor nos esforzamos en construir. Y quizá nos sorprenda el otro lado, ahora lejano.


Mariaje López.

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miércoles, 28 de junio de 2017

Oración a la Paz




Tristeza infinita por una vida perdida. Por varias. Por tanto sufrimiento y dolor. A veces llanto amargo, desesperado. A veces silencio profundo como la muerte. Llanto por la pérdida anticipada, antes del final definitivo. Llanto por lo que no supimos comprender de esa pérdida.

Pero estamos aquí y no podemos desandar lo andado ni cambiar las cosas que no dependen solo de nosotros. No entendemos nada, pensamos que nuestras vidas son un despropósito, y queremos rendirnos, abandonar. 

Y ahora aquí estamos: estamos aquí, con todo nuestro legado a cuestas. Huyendo del dolor que no deseamos, y encontrándonos con él a cada paso. Llorando por todo lo que perdimos y lo más terrible, sabiendo que aunque pudiéramos volver atrás, quizá las cosas no cambiaran demasiado. Ese es nuestro gran miedo.

Estamos aquí, suplicantes; inconscientes de lo que de verdad pasa. Estamos aquí, y a veces no podemos soportarlo. 

La única salvación es mirar hacia delante, como alternativa a la sinrazón. Acoger cuanta belleza y dicha la vida nos entregue; estar atentos, empaparnos de compasión y recibirte, Paz, con honores de reina.

Bienvenida seas. 

Cuando llegues, nos encontrarás esperándote como el artista a su musa. Nuestras manos se han llenado de compasión y lágrimas, y por ahora, ésas son las flores que tenemos para arrojar a tus pies descalzos. Bienvenida seas, Paz, y cuando nos alcances, no camines tan deprisa que no podamos seguirte.

Todo lo que perdimos ha de ser llorado, y todo lo que nos traigas bendecido.

Estamos aquí, implorantes; y podemos hacer dos cosas: hundirnos lentamente en el Magma Oscuro, sin perdonar ni perdonarnos, o salvar todo lo que se pueda. 

O la voluntad de vivir contigo o el empeño de morir en vida. 


Mariaje López

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jueves, 15 de junio de 2017

El camino más corto a la alegría


Una vez más, compruebo que la tristeza es el camino más corto hacia la alegría.
Por eso hace tiempo que no la huyo, que no la temo.
Sé que solo quiere que me pare, que la escuche.
Y cuando hablamos y yo la escucho, aprendo y me renuevo, porque aprender es renacer.


Mariaje López


viernes, 26 de mayo de 2017

Miradas sin título




Me gusta cuando te detienes ante un charco para dejar beber a los pájaros, cuando sonríes al perrillo que llega con ganas de carantoñas, y que no molestes a los gatos cuando duermen. 

Me gusta que te sientes en un lado del camino para escuchar las voces de los que pasan, y la compasión que vive en tu mirada quieta, prendida en cada momento. 

Me gusta el amor de tu sonrisa multiplicando las horas, el rumor de tus latidos entre las hojas del bosque, la bienvenida que entregas en los brazos llenos de sol y espuma. 

Me gustan de ti muchas cosas, y la que más, encontrarme con el día en tus ojos, dentro de su borde aceituna.  


Mariaje López ©

viernes, 19 de mayo de 2017

Reseña: Ya no quedan junglas adonde regresar




Para empezar, del libro de Carlos Augusto Casas me llamaron la atención el título y la portada. Era un buen comienzo. Luego supe que había sido ganador del VI premio Wilkie Collins de Novela Negra, como el año anterior lo fue Salvador Robles con Troya en las urnas. Más tarde seguí con interés su acogida en los medios, que iba en la misma dirección. Sólo me quedaba coincidir con el autor en alguna feria para hacerme con un ejemplar firmado. Estaba de suerte: nuestro editor, la casualidad, o ambos, tuvieron a bien llamarnos a firmar juntos en la Feria del Libro de Valladolid. 

Pilar García Muñiz entrevista a la autora de Beatricia.


Prólogo: El delantero centro se niega a jugar.



Cubiertas de El delantero centro se niega a jugar, de Salvador Robles Miras, M.A.R. Editor.





Prólogo de la novela El delantero centro se niega a jugar, de Salvador Robles. 


¿Quién eres tú? 
¿Quién soy yo? 
¿Quién de nosotros aguantará ante el otro con la mirada firme, en tanto que el edificio de nuestras vidas se desmorona? 
¿Quién podrá soportar esta exhibición sin percibir al menos un ligero temblor? 

Nunca es el espejo el que miente, y por eso arriesga tanto quien lo mira. Su mirada fría refleja una llama que no entiende; no hay nada más aterrador. Miradas que nos desnudan y rasgan. 

A la mirada sigue una elección, porque siempre estamos eligiendo: en lo elevado y en lo abismal. Somos el resultado de lo que decidimos. Nuestras vidas son nuestras decisiones, varadas en la tensión constante entre el orden y el caos, entre la victoria que mata el orden y la derrota que vence al caos. 
Muchos eligen lo primero, y algunos pocos, lo más difícil. 

miércoles, 17 de mayo de 2017

Crónica de Beatricia en Valencia.






A qué negarlo: presentar Beatricia en Valencia igual que lo habíamos hecho en Madrid, Barcelona o Bilbao, resultó muy complicado. Eso no impidió que se produjeran grandes momentos, y que en lo privado constituyera un cúmulo de regalos emocionantes para mí. Lo mejor: las personas que me acompañaron en el proceso. No tengo palabras para agradecer a Osvaldo Sánchez Correa su entusiasmo, su cariño y apoyo, y el obsequio que nos hizo a Beatricia y a mí, pues la magnífica actuación de The Kojaks corrió por cuenta suya. No hubo forma de declinar su ofrecimiento. Lo mismo digo del exquisito Eugenio Mira, atento siempre a cualquier necesidad ajena que pueda atender. 

martes, 25 de abril de 2017

Las Huellas Recicladas de Francisco Recuero



Esta imagen y el resto de las que aparecen en la presente publicación, pertenecen a la exposición "Huellas Recicladas", del artista Francisco Recuero.


Fuimos a ver la exposición de collages de Francisco Recuero, en el Espacio Bop hasta este viernes 28 de abril, en que se clausurará con un concierto a cargo de Collage Ensemble, cuarteto de cuerda y viento del que forma parte el mismo Recuero, que además de dibujar, pintar y hacer collages, toca el piano y la flauta, y claro está, también compone.

Experimentamos un auténtico flechazo. Habíamos visto alguno de sus trabajos en foto... pero al natural, nada que ver. Son nítidos, exquisitos y elegantes. Tienen mucho que contar, sobre todo del alma del artista, pero también de cómo respira este planeta maltratado. 

Sonidos, colores, perfiles arquitectónicos, bodegones tránsfugas con ecos del Cabaret Voltaire. Aprovechen a verla antes de su despedida, que llegará después de un mes al abrigo del Espacio Bop, un despacho de arquitectos donde todavía se sueña con un arte verdadero y accesible. 

No podría yo, aunque quisiera, decir nada mejor de lo que ha dicho Beatriz Recuero, artista ella también, de su padre. Aquí lo transcribo, con admirada emoción. 

jueves, 20 de abril de 2017

Alegría pura, plenitud serena.



Foto: Mariaje López, sobre diseño de logo de Tu escritora personal, de Marta Virseda.
... ... ...

Alegría pura, plenitud serena...
hacia ti nado a contracorriente.
Una vez que te alcanzo
en el centro de tu lago inmóvil
me sumerjo en la dicha verdadera.

Hasta que no te busco y deseo
no desatas tu mordaza, 
ni extiendes tus alas bellas, 
ni colocas tu anhelada tiara
sobre mi cabeza.

Alegría pura, plenitud serena...
amanecer sin tiempo,
crepúsculo sin frontera,
mirándonos cara a cara, allí
donde la vida sonríe, y se aquieta. 





Mariaje López

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sábado, 15 de abril de 2017

Lo que quede después... es cosa suya.




Puede que Eugenia Kléber se sorprenda si digo que su literatura no es pan comido. O puede que asienta. En cualquier caso y bajo mi punto de vista, entre las características que la definen notablemente, está la de no entregar la lectura masticada. Eso sí, dispone la mesa con abundancia y buen gusto, con la mejor vajilla y la cubertería de plata, y luego deja al comensal que se sirva solo.

Kléber vuelca en su obra la sensibilidad herida que lucha por encontrar una esperanza. Un empeño en el que a menudo cunde el desánimo, y esto no extrañará a quien se pare de vez en cuando a observar el mundo. Recorren sus historias seres sin patria, despojados, víctimas del tedio y del desamor. Víctimas y verdugos que a veces se confunden entre sí. Abundantes personajes en un mosaico de tipología coral. 

martes, 11 de abril de 2017

El rincón de Majelola




Hoy, de cara al buen tiempo, he estado poniendo a punto “El rincón de Majelola”. Se trata de un espacio rescatado de la maleza en un extremo del jardín. Paco lo acondicionó para mí, y yo lo bauticé así, con mi alias de internauta. 

viernes, 7 de abril de 2017

Beatricia en Colmenar Viejo: un parnaso familiar.




Llegamos de Barcelona y apenas le dimos tiempo a Merilio para cambiar de camisa. El día 4 le tocaba visita a la Biblioteca Pablo Picasso, de Colmenar Viejo. De algo le tenía que sonar el nombre del pueblo donde fue gestado, por más que viera la luz en Alcalá de Henares. Pero la luz en la que se fue formando era la de Colmenar, el vientre donde creció día a día como un hijo deseado, fue la serenidad de un jardín embadurnado en luz y gorjeos de pájaros. Fue en su quinta epifanía cuando Merilio regresó al Parnaso de las Musas, que en resumidas cuentas no era la Bola del Mundo, ni siguiera el Pico de San Pedro ni ningún otro más chato, sino un porche de la calle Juncos o bajando más, un rincón entre flores y jazmines, llamado así, el Rincón de Majelola.

miércoles, 5 de abril de 2017

Desembarco en Barcelona




A Barcelona iba, con mi maleta; y en mi maleta la capa de Merilio y su sombrero naranja, a la cita con su cuarta aparición y su encarnación tercera. Llegué a casa de mi amigo Javi, en El Carmel, la tarde antes de la presentación, y me lo encontré ensayando. Javi es aficionado a la música, a menudo lo he visto con la guitarra a cuestas, y cantando en celebraciones públicas y privadas. Por eso le pedí que acompañara a Carmen Segura, la actriz que venía de Sitges, con Eugenia Kléber, para hacer de autora y cantar el Life on Mars.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Laberinto








Mariaje López

Gracias por cada vez que me dices algo antes de irte. Gracias por tu tiempo, y si además compartes, me ayudas a avanzar.


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jueves, 16 de marzo de 2017

Semillas







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miércoles, 1 de marzo de 2017

Afectos y desafectos




Esa persona no te quiere en su círculo. Puede que no tenga más remedio que admitirte, pero no le agrada y lo sabes. Has intentado acercarte, y no pudiste o no supiste hacerlo. 

Relájate. 

lunes, 20 de febrero de 2017

Tentáculos







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martes, 14 de febrero de 2017

Una pregunta







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lunes, 6 de febrero de 2017

Crónica de Beatricia en Bilbao




Allá que nos fuimos. Merilio y los demás iban en mi maleta, que para eso es mágica, y servidora con ella a la estación de Chamartín, donde subiría en un Alvia con destino a Euskadi. Al cabo de seis horas ya estaba almorzando en el popular café La Granja, en la Plaza Circular, con Salvador Robles y Cristina Benavent, anfitriones exquisitos que hicieron de mi breve estancia en mi ciudad natal algo inolvidable. 

lunes, 23 de enero de 2017

El silencio de Auschwitz.





Cuando nos vayamos y el museo cierre, quedará el silencio.

Al cruzar la puerta de Auschwitz nos llueve la infamia de ese letrero forjado en hierro: Arbeit macht frei*¹, para después recordar el estribillo himmleriano: "De aquí solo se sale por las chimeneas". 

Auschwitz impresiona; Birkenau sacude. Allí las ruinas de lo indescriptible permanecen vírgenes. Las vías de los ataúdes —¿podrían llamarse de otra forma esos trenes?—, reptan sobre la columna vertebral del infierno, como terribles ofidios calcinados y hambrientos.

jueves, 19 de enero de 2017

La perfecta alegría






Como un pozo de agua que brota en el desierto, así la más pura alegría brota de la tristeza, pues en ella el corazón se aplaca y la razón se asienta para emerger más limpia y reforzada. 

La senda de la tristeza lleva a la puerta de la paz y a la del tormento, donde te dirijas es decisión tuya, como lo serán la depresión o la esperanza. Tú eliges enterrar la vida o rescatarla. 

En tu coraje cabe el esfuerzo de elevar el peso de tu materia o la inercia de dejarla caer. Si eliges avanzar, subirás peldaño a peldaño con tus heridas, para que el sol las cure en mansedumbre, sin alharacas ni aleluyas accesorias. Para entonces ya sabrás que de la pena profunda, si la entiendes, brota la perfecta alegría, porque cuando comprendes y aceptas lo que no es, estás preparado para descubrir y celebrar la grandeza de lo que es. 

Mariaje López

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martes, 3 de enero de 2017

Alquimia







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