sábado, 20 de enero de 2018

Deséame suerte





Hay una novela naciendo, que en ocasiones no me deja dormir porque la habitan fantasmas que desde niña me persiguen. Quise escribirla a los quince, a los veinte, a los treinta... Más tarde la arrinconé indefinidamente. No me sentía con fuerzas de abarcar cuanto quería decir.


Hace poco llegué a la conclusión de que tendría que entresacar solo una parte. Una parte del todo y aun así a brochazos. En conjunto un fogonazo, un esbozo de lo que en su totalidad fue. Nada que ver con ese mundo llamado Beatricia —copiado sí, de la realidad— que entregué ataviado con ropajes fantásticos. No, aquí la realidad me alcanzará desnuda: lo que se narrará sucedió. 


No será del agrado de algunos, más es llegado el momento, ahora sí. Ahora los fantasmas que me persiguieron serán perseguidos, alumbrados no para buscar una reparación ya imposible, sino para honrar la memoria de aquellas que lo merecen, aunque nadie ya las recuerde, y para deshacer las máscaras que perturbaron nuestra infancia, ahora que entiendo un poco su infame razón de ser. 


Hay una novela naciendo, llena de rostros heridos por el desamor. Rostros con los que conviví siendo uno de ellos. Queda todo por delante. Deséame suerte si gozo de tu simpatía; y si no es así, prosigue tu camino en paz y que esa suerte te acompañe. 


Mariaje López ©

4 comentarios:

  1. Suerte preciosidad

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  2. Esfinge simpatica24/1/18, 22:49

    Suerte princesa

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    1. Y que de ser así la disfrutemos todos. Todos los que la disfrutemos, simpática Esfinge, ya me entiende usted. Princesa no soy, el tema es si soy reina. ;-) Un saludo.

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