LA CAMISA
Me he puesto una camisa tuya, y he salido a pasear las calles.
No sé adonde ir, ni qué hacer.
Las aceras maltrechas por la que tanto protestabas, levantadas, sin espacio para el peatón, me resultan extrañas en tu ausencia.
Remolco mi orfandad por su adoquines despojados y ajenos, a pasos lentos, indecisos.
Camino como una estrella sin cielo, precipitada en lo profundo del mar.