martes, 15 de febrero de 2022

La Paqui




    Llega la nieta y mira a su abuela: la reconoce, es la Paqui, su Paqui. Se muda toda en dulzura, coge sus manos, y llora con disimulo, inclinado el rostro. 

    Le dice —se dicen—cosas  bonitas, palabras tiernas y risueñas. Las miradas rebosan, se truecan los milagros en la luz vespertina. Se intercambian gestos consabidos, contraseñas que les son propias y familiares.

    La nieta encuentra los manantiales perdidos, zahorí de los pedregales que en lo profundo rezuman. 

    La besa —se besan—. Se marcha triste por lo que deja, y feliz por lo que permanece. 


Mariaje López


  Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.

Tercera planta, habitación 375.

 

Fotografía: Mariaje López



    La mirada sabe lo que el corazón le cuenta, sabe lo que la razón esconde. Por saber sabe hasta que la hora se aproxima. La hora de las despedidas.

    —¿Por qué lloras mamá?
    —O-e-no- iero- epararme- e-i
    —¿Lloras porque no quieres separarte de mí?
    —Hi.
    
    El infarto cerebral ha afectado al lenguaje. Lleva cinco años hablando poco, cada vez menos, pero cuando hablaba, se la entendía. Tras el infarto solo balbucea. Me mira con el brillo nublado de sus ojos cansados. Ojos que me anhelan y no siempre me encuentran. Ojos que no encuentran su alegría pues se la robaron. Por más que se resistía acabaron quitándosela.