sábado, 16 de marzo de 2024

Extracto de EL MUNDO DE LA LÍNEA INFINITA: Miedo

 


MIEDO, ilustración de Marta Virseda García

    Se consideraba afortunado porque no necesitaba ir de acá para allá todo el tiempo, como los pobres humanos, para que las cosas marcharan bien. Es más, sólo con pensar en moverse le entraban sudores. Sus raíces eran ya muy profundas, y temía que un traslado le acarreara un desastre, seguro de que no lo podría resistir. Jamás olvidó los traumas que sufrió de pequeño, en el invernadero, cada vez que lo sacaban del tiesto. Sí, cierto que eso le permitía crecer. Lo peor fue cuando lo mudaron al patio. Y peor aún fue más tarde, cuando lo subieron a un carro tirado por mulas para llevarlo hasta el antiguo Parque del Estanque. Aquella mañana diluviaba, y en el cielo desatado relumbraban incesantes los relámpagos, como chispazos infernales y amenazadores. 

martes, 12 de marzo de 2024

Extracto de EL MUNDO DE LA LÍNEA INFINITA: Separación.




SEPARACIÓN, ilustración de Marta Virseda García


Luz y oscuridad… oscuridad y luz. Cuando nunca se abren los ojos apenas hay diferencia. 

Se mueve despacio envuelta en la negrura, mas no experimenta ningún miedo. Jamás viene nadie a molestarla, y si alguien lo intenta, ni llega a enterarse; bastante tiene con navegar los sueños flotando en la penumbra de su mar tranquilo.

A veces choca en las paredes de la casa sumergida, blandamente, sin daño, y el forzado contacto le resulta placentero. Ignora lo que hay al otro lado, aunque intuye que todo un mundo, porque desde tiempo atrás escucha sonidos enigmáticos. Unos le gustan más que otros: son tan fuertes que la hacen temblar, o tan suaves que le dan sueño. Aparte de esto, únicamente le incomoda la falta de espacio; como si algo alrededor de una voracidad extraña se lo estuviera tragando. La casita encoge, o ella crece; y le da muchas vueltas al asunto, pero no halla una explicación lo bastante satisfactoria. Cuanto más lo investiga menos lo entiende, lo que a menudo la impacienta; entonces opta por desahogarse con una pataleta. 

jueves, 7 de marzo de 2024

Extracto de EL MUNDO DE LA LÍNEA INFINITA: Unidad.



UNIDAD, ilustración de Marta Virseda García




    Amanece en el Mundo de la Línea Infinita. El sombrero cantor duerme tranquilo entre los rizos de una niña rubia, cuando toca sus plumas el primer rayo de sol. Abre los ojos despacio, se estremece un instante y respira hondo, ensanchando el diminuto vientre azul. En sus pupilas tiemblan las estrellas, y en su garganta vibra la música del universo.

La niña se despereza, y la línea que lo mantiene todo unido se echa a volar de repente, cual cometa. Inicia su ritual de formas, baila en círculos, esculpe montañas, destapa volcanes y se enrosca en un muelle con ínfulas de caracol gigante. A veces se pone muy formal a base de aristas; pero enseguida se cansa y vuelve a rizarse, a bailar, a peinarse las curvas, lamiéndose la cola como un gato; una cola sin principio ni fin lógicamente. Diríase perdida en un laberinto de nudos, de piruetas locas, bosquejando a su paso figuras, y enhebrándolas en un trazo incansable: elefantes, serpientes, guitarras, corazones, flores, mariposas, triángulos, lazos, arroyos, cangrejos, lagos… y cuando ya de puro entusiasmo no sabe qué más hacer, se inventa criaturas nuevas: rupiantas, zaflos, sarmas, celindras, cantuerzos, palindustres, macunfas y dumiolas. 

Así todos los días. Incluso escribe signos, letras que forman palabras, y palabras que cuentan historias en el lenguaje atávico del mundo continuo.


Mariaje López (El mundo de la línea infinita) Ilustraciones de Marta Virseda García.  M.A.R. Editor. 


viernes, 1 de marzo de 2024

Eternamente inestable






     Este hálito que llamamos vida, colmado de pequeñas muertes, sacudido por tormentas, remansado a veces, braceado de olas. Queriendo siempre enmarcarlo, tornarlo seguro y manejable, prendidos en el espejismo que nos empuja a forzar el paso, a correr en pos del ciervo dorado, con ciego afán tras el rastro de tan vano objetivo. 

Seguridades, certezas... ¿Existen tales cosas? Son como lágrimas de rocío sobre la fragilidad de un pétalo. En un instante se evaporan antes de que se apague su fulgor, sin haber culminado su belleza. 

Y todo el ímpetu y la devoción hacia esa falsa patria de certezas vacías, no tiene mayor sustento que el de esa gota de agua sometida al calor del momento. 

¿Quién pudiera no engañarse apostando a ser omnisciente? Y apurar los sorbos de la experiencia, abandonar cualquier sueño de control sobre el destino y aceptar lo eternamente inestable. 


Mariaje López