SEPARACIÓN, ilustración de Marta Virseda García |
Luz y oscuridad… oscuridad y luz. Cuando nunca se abren los ojos apenas hay diferencia.
Se mueve despacio envuelta en la negrura, mas no experimenta ningún miedo. Jamás viene nadie a molestarla, y si alguien lo intenta, ni llega a enterarse; bastante tiene con navegar los sueños flotando en la penumbra de su mar tranquilo.
A veces choca en las paredes de la casa sumergida, blandamente, sin daño, y el forzado contacto le resulta placentero. Ignora lo que hay al otro lado, aunque intuye que todo un mundo, porque desde tiempo atrás escucha sonidos enigmáticos. Unos le gustan más que otros: son tan fuertes que la hacen temblar, o tan suaves que le dan sueño. Aparte de esto, únicamente le incomoda la falta de espacio; como si algo alrededor de una voracidad extraña se lo estuviera tragando. La casita encoge, o ella crece; y le da muchas vueltas al asunto, pero no halla una explicación lo bastante satisfactoria. Cuanto más lo investiga menos lo entiende, lo que a menudo la impacienta; entonces opta por desahogarse con una pataleta.
Durante el trance, es frecuente que le llegue del exterior un bello sonido, como no hay otro igual. Es un rumor dulce, una voz que aquieta, y hasta se queda dormida si la escucha el tiempo suficiente. “Un gran misterio”, se dice justo antes de sumergirse en el sueño, mientras la voz repite palabras ininteligibles que suenan más bonitas que la música. Sí, mucho más. Y eso que la música es uno de sus ruidos preferidos. Por algo tiene toda una orquesta allí. Una orquesta que oye, pero que no ve. Debe de estar formada por músicos diminutos, microscópicos, porque aquí ya no queda apenas sitio, y menos para una orquesta entera. Además, no descansan nunca, especialmente el que marca el ritmo a los otros. Escucha su tamborileo grave y ronco: bun-búm… bun-búm… bun-búm… y también un eco, muy suave: tun-túm… tun-túm… Está segura de que dicho eco proviene de otro musiquillo que se esconde en algún lugar de su pecho, porque lo siente retumbar dentro.
Mariaje López (El mundo de la línea infinita) Ilustraciones de Marta Virseda García. M.A.R. Editor.
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