Colgó sin pensar en la barra la toalla húmeda. Reflexiva, haciendo memoria. Recordó otras circunstancias que le suscitaban idéntica fascinación. Siempre le pasaba cuando su atención era capturada por líneas interminables. «¡Eso es, líneas infinitas!», discurrió emocionada. Por ejemplo: con los raíles del tren, o con la línea del horizonte sobre el mar, o incluso al anochecer, cuando aquella línea, de un solo trazo, unía el perfil de los tejados a contraluz. Estaba claro que ese tipo de imágenes le suscitaban nostalgia. Pero nostalgia... ¿De qué?
El mundo de la línea infinita, (M.A.R. Editor).
https://www.mareditor.com/.../El_mundo_de_la_linea...
ILUSTRACIÓN: Marta Virseda García
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