Te sientes atrapado en un triste carrusel,
obligado a girar y girar a un ritmo vertiginoso. Tanto, que cualquier intento
de abandonarlo te parece arriesgado. Sería un esfuerzo sobrehumano. Conoces la
sensación.
Sabes que estás inmerso en un círculo vicioso,
que los acontecimientos se conjuraron de tal modo que lo hicieron previsible. Tranquilízate:
los círculos pueden seccionarse, romperse, quemarse y hasta saltar por los
aires.
En realidad lo has constatado varias veces.
Muchas cosas te subieron en ellos: una conciencia de fatalismo heredada, una
rendición a los dogmas impuestos, una pérdida de autoestima, un matrimonio
prematuro y equivocado, un panorama vital desolador. Cosas que en parte o en su
totalidad, deben resultarte familiares.
Juega a tu favor: no le hagas ascos a la
fontanería anímica. En tu contra juega el hábito de parchear la realidad
sofocante. A la larga, escapar —aunque sea sin ayudas químicas— no es una
solución eficaz. Tírate en plancha antes de que la rueda coja velocidad. ¿No
prefieres un esguince antes que sufrir un infarto?
No te engañes, no flotarás en una nube de
mórbida beatitud. Las trampas, ya lo sabes, nunca escasean. Pero si logras prestarle
la atención que requiere, el círculo indeseable no llegará a cerrarse en torno
a ti.
Tienes en el fondo la certeza de que se puede
acabar con las tiranías. Eres un superviviente y has lidiado con el dragón de
la noria muchas veces. No irás a dejarte convencer a estas alturas por una
falsa ilusión de impotencia.
Recuerda cómo se hace. Hay que cerrar los
puños y asentarse firmemente en el suelo para coger impulso...
¡SALTA!
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Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Querida amiga, menos mal que la duda no es una dictadora y te ha permitido contar esto. ¡Qué bien me ha venido tu apunte! Estoy en un círculo vicioso, pero no sé cómo se llama. Hasta creo que mi imaginación padece de artrosis, o me ha confeccionado un índice que me impide añadirle capítulos.
ResponderEliminarUn viejo proverbio de no sé quién dice: “cuando la tierra arde bajo los pies, sólo el necio se pregunta adónde ir”. ¡SALTA!, es justo eso, pero debe ser que tengo miedo hasta de un simple esguince.
He tenido que dejar el camino por asuntos personales, solo hice 60 kilómetros y se aventuraba muy prometedor. Gente y paisajes amables. Otra vez será. No me considero autorizado, por tanto, para hacer ninguna crónica, si acaso alguna pincelada de un cuadro inconcluso, fuera del contexto de un peregrino porque no he alcanzado tal categoría.
Vaya Tucho, lo siento. Estabas muy ilusionado. Pero si no lo has terminado, es que no lo tenías que terminar este año. Ya sabrás por qué más adelante. Espero ese cuadro inconcluso.
EliminarPues adelante, si necesitas un empujoncito añadido a los que sin duda ya te dan, aquí me tienes. :-) Un gran abrazo, y alegría en tenerte por aquí de nuevo.
Siempre hacia delante. Aunque parezca que damos un paso atrás, es para coger ese impulso que a veces necesitamos para afrontar algo nuevo que nos puede dar vértigo. Aunque parezca que estamos dando un paso atrás, seguimos avanzando... Besos Mariaje!
ResponderEliminarGracias Arancha! Personas como tú ayudan mucho para no atascarse. Un fuerte abrazo y a la espera de vernos pronto!
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