Arcadi Espada es profesor de Lengua Española en la Facultad de Periodismo de la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona. Un día, una de sus alumnas le confesaba que discutía mucho con su novio acerca de casi todo, ya que ambos tenían visiones del mundo bastante dispares. Espada preguntó entonces que si cuando discutían llegaban a enfadarse.
-¡Ah, eso no! –respondió la joven.
Arcadi sonrió y exclamó con tono entusiasta:
-¡Cásese con él, es el hombre de su vida!
La cuestión de la compatibilidad en la pareja tiene más miga de la que parece. No basta con tener las mismas aficiones o un ideario común. Es precisa la tolerancia, el respeto y la generosidad, mucho más que la uniformidad de criterio.
Expresar el disgusto es imprescindible. De no poder o no saber hacerlo cundirán desánimo y tristeza, estados que a veces resultan más dañinos que la ira. Digamos que hacerlo es una forma de ejercer la cordura oportunamente.
Nada arreglan los forzados silencios y las sonrisas prescritas cuando el resquemor crece por dentro. Los recatos impuestos aumentan el malestar y fluyen hacia el estallido como la mecha a la pólvora.
Saluda jubilosamente el tiempo en que levantas la voz, en el que haces acto público de presencia. Así que toma nota y atiéndeme en esto: algunas veces más vale un día de tormenta que treinta y dos de niebla. A tu buen criterio encomiendo cuándo y cómo desatar los truenos.
Mariaje López.
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Gracias por tu bienvenida, te abriré una ventana a mi patio ( los pobres no tenemos jardín ;-)
ResponderEliminarMe gusta lo que escribes y veo un poso de rabia que sale al exterior con adolescente indisciplina, bravo por ti!!
Somos muchos los que hemos decidido decir la verdad, al coste que sea necesario. Quizá hartos y enfadados con nosotros mismos por haber aguantado tantas cosas en nuestro interior.
Una terapeuta excepcional después de conseguir desbloquear en mi todo lo guardado durante mucho tiempo, casi con vergüenza le confesé: No vivía en el cariño, ni tenía confianza o confidencia con la persona que compartía mi tiempo, ni recibía agradecimiento ni ánimo, simplemente seguía adelante haciendo lo mejor que sabía.
Me preguntó de repente, ¿ Me puedes decir por qué aguantaste bajo esa situación? mejor dicho ¿ puedes responderte a esa pregunta?
Y de repente me caí del caballo, fue una pregunta bomba, un espejo donde vi la realidad con tanta claridad como las letras que escribo.
Si eres una persona considerada, se así primero contigo. Si eres cariñoso, primero contigo. Si eres generoso, primero contigo. Si eres vital, primero contigo.
Por que si no lo haces, estarás cometiendo una injusticia, y esa injusticia te llevará a responder con rabia, y a veces con ira aparentemente desmesurada
No hay truenos cuando no hay lucha, ni niebla cuando hay luz o altura para ver las nubes.
Si estás disgustado, hazte una pregunta muy sencilla ¿ seguro que estás haciendo lo que quieres hacer ?
Y si no es así, no eches la culpa la de enfrente, a menos hasta que no hagas lo que está en tu mano
No te parece?
un fraternal abrazo y gracias de nuevo por dejar un espacio en blanco
Miguel Angel
Gracias a ti por la visita, ante todo, y por el interesante (y abierto a tu patio) comentario.
EliminarEn lo de la rabia tienes razón, y últimamente, con la que está cayendo, reflotando. :)
Dices muy bien, y en eso trabajé y trabajo mucho, que no aprovecha ser considerado con los demás si la consideración no empieza por uno mismo. Nunca me creí en serio a quien decía guardar todo su amor para otros y desatenderlo hacia sí.
Me anoto tu pregunta para cuando me coja el canasto de las chufas. Mientras me hago una horchata meditaré la respuesta. ;))
Un verdadero placer charlar contigo, Miguel Ángel.