jueves, 17 de abril de 2014

Desayunos junto al lilo.





En abril florece el lilo del jardín. A sus pies hay sol por las mañanas y el calor, todavía ligero, expande el aroma delicado de las flores. Los gatos vienen a dar los buenos días después de su noche de ronda.

Es Semana Santa y Paco está de vacaciones. Se levanta algo más tarde que de costumbre, los días ordinarios el despertador suena  a las seis y media, y ahora son las nueve. Una de las primeras cosas que hace es salir a cuidar de las plantas. Las examina pausadamente y descubre pulgones en un kalanchoe. 

Lo veo sentarse al sol con la maceta en un bordillo, y con una varilla despojar cuidadosamente a la planta de sus numerosos okupas. Es muy paciente, y no usa los insecticidas a menos que sea estrictamente necesario. En seis años no lo he visto utilizarlos  mas que en un par de ocasiones. 

Es curioso observarlo, y educativo. Trata cada flor con suma delicadeza, y se concentra en ella hasta dejarla limpia. Entonces pasa a la siguiente y hace lo propio.con semejante mimo. Luego te das cuenta de que trata con igual fineza a las personas. Y sí, también las observa para ver si tienen bichos. Es así la cosa, ¡qué le vamos a hacer!

Yo traigo un par de libros, cuaderno y bolígrafos, y lo pongo todo en un lado de la mesa grande, mientras desayuno, entre otras cosas, pan con aceite de oliva junto al lilo. 



Mariaje López.

Si lo deseas, puedes dejar un comentario. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario