Tristeza infinita por una vida perdida. Por varias. Por tanto sufrimiento y dolor. A veces llanto amargo, desesperado. A veces silencio profundo como la muerte. Llanto por la pérdida anticipada, antes del final definitivo. Llanto por lo que no supimos comprender de esa pérdida.
Pero estamos aquí y no podemos desandar lo andado ni cambiar las cosas que no dependen solo de nosotros. No entendemos nada, pensamos que nuestras vidas son un despropósito, y queremos rendirnos, abandonar.
Y ahora aquí estamos: estamos aquí, con todo nuestro legado a cuestas. Huyendo del dolor que no deseamos, y encontrándonos con él a cada paso. Llorando por todo lo que perdimos y lo más terrible, sabiendo que aunque pudiéramos volver atrás, quizá las cosas no cambiaran demasiado. Ese es nuestro gran miedo.
Estamos aquí, suplicantes; inconscientes de lo que de verdad pasa. Estamos aquí, y a veces no podemos soportarlo.
La única salvación es mirar hacia delante, como alternativa a la sinrazón. Acoger cuanta belleza y dicha la vida nos entregue; estar atentos, empaparnos de compasión y recibirte, Paz, con honores de reina.
Bienvenida seas.
Cuando llegues, nos encontrarás esperándote como el artista a su musa. Nuestras manos se han llenado de compasión y lágrimas, y por ahora, ésas son las flores que tenemos para arrojar a tus pies descalzos. Bienvenida seas, Paz, y cuando nos alcances, no camines tan deprisa que no podamos seguirte.
Todo lo que perdimos ha de ser llorado, y todo lo que nos traigas bendecido.
Estamos aquí, implorantes; y podemos hacer dos cosas: hundirnos lentamente en el Magma Oscuro, sin perdonar ni perdonarnos, o salvar todo lo que se pueda.
O la voluntad de vivir contigo o el empeño de morir en vida.
Mariaje López
Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.
El viento de hoy le dará un empuje grande a las nubes para que el cielo vuelva a ser azul y para que de nuevo aparezca el calor de la vida. Un abrazo grande, querida amiga.
ResponderEliminarGracias querido Manuel. Estoy convencida de lo que dices. Un abrazo enorme.
Eliminar:)
ResponderEliminar“Es lo que nos toca”, decimos. Pero la verdad es que la realidad en muchas ocasiones es dura, dura realidad que nos cuesta admitir y aceptar como es. ¿A quién no le cuesta aceptar la enfermedad, un accidente, perder el puesto de trabajo, aguantar una mentira que se ha cernido sobre nosotros?
ResponderEliminarMi abuela decía: “Es que estamos hechos de barro, mi niño y cada vez que tropezamos algo de nosotros se estropea”
Sí. Que hay que aceptar las limitaciones y errores, de acuerdo. Pero ¿no será eso una comodidad? ¿No hay cosas que podemos cambiar
Ahí tenemos a tantos jóvenes apretando los codos para poder tener una titulación universitaria que les de algo de seguridad para mañana. Sí, hay realidades negativas que sí podemos y debemos cambiar. Y, aceptando lo que no se puede cambiar, somos libres para hacer un mundo mejor, donde mejore el trabajo, la justicia, la salud, la educación, el respeto a la diversidad, la defensa de los derechos humanos, la libertad, la ecología, la vida en suma. (Párrafos del post de mi blog de ayer uniéndome a tu tarea por la paz
Gracias, Esteban, por trasladar aquí esos párrafos que cuadran tan bien a este post. Yo hablo aquí de la paz personal, individual, pero una segunda lectura también se ajusta, por lo que veo, al concepto de paz universal.
EliminarUn abrazo enorme.