Estás conmigo, como te prometí, más cerca y constante de lo que nunca estuviste. Estás en mi respiración al despuntar el día, en los fatigados párpados que inauguran la noche, en la tierra de los senderos que jamás se marchitan, en el anhelo de los cielos que pretendo.
Estás en cada pájaro que alimento, en cada rosa que persigo.
Estás sentado a la mesa, recorriendo el patio, sosteniendo el cesto de la ropa mojada cuando tiendo, sonriendo. Quiero pensarte así: sonriendo, jovial y desagraviado.
Estás conmigo, como te prometí al despedirnos en aquella tarde convulsa de flores negras y palomas erradas.
Estás conmigo; para siempre completo, bello y sosegado.
Sonriendo...
Mariaje López
Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.
Escritora, ya le dije que siempre estarán con usted sus personas queridas, nunca nos abandonan del todo, hay una parte que no nos pueden arrebatar y permanece con nosotros. Y sonriendo es la mejor manera de recordarlas. Un abrazo, me alegro de leerla
ResponderEliminarMe lo dijo, Salayero, y estuvo acertado. Esa parte que dice está demasiado imbricada en nosotros como para que nos la quiten. Otro abrazo grande.
EliminarHola López, como esta vuestra merced? Imagino que irá evolucionando. Yo la verdad no se muy que decirle en estos casos. Solo se me ocurre que le mando un abrazo fuerte. Quede con Dios
ResponderEliminarRecibo ese abrazo con gratitud. Uno raramente encuentra palabras en estos casos.
EliminarLo único que le puedo recomendar es que continue moviendo las falanges. El movimiento siempre es bueno, nos conserva activos
ResponderEliminarAlgo estoy preparando. Antes de mover las falanges viene bien mover el pensamiento. Siga bien Esfinge.
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