Foto: Mariaje López - (Embalse de Manzanares el Real) |
Algunas veces, cuando digo que pienso a menudo en la muerte, hay personas a mi alrededor que tuercen el gesto. Unas veces con repugnancia, otras con asombro, otras con compasión. Casi siempre con sorpresa. Es una rara confesión en una sociedad acostumbrada al veto de las realidades complejas. Todo ha de ser, o al menos parecer, luminoso. Hay que ser feliz, o al menos, aparentarlo. No se entiende que se pueda ser razonablemente feliz en la certeza constante de nuestro destino final. Es una lástima que no se comprenda lo importante que es pensar en la muerte para llegar a saborear la vida en plenitud. Estoy convencida de que, si esta consciencia predominase, se eliminaría de un tajo un gran caudal de sufrimiento inútil.
Esta tarde,
después de comer, hemos ido a pasear por el embalse de Manzanares el Real. La
brisa húmeda se mezclaba con el templado sol, que sin trabas nubosas nos envolvía.
Al entrar en el camino regresaban los últimos paseantes del mediodía. Luego, ya
en el pantano, estábamos solos.
Escuchábamos
el chapoteo de los peces grandes, y los veíamos saltar fuera del agua, una y
otra vez. Quiero pensar que se divertían, que estaban jugando. Imaginé que,
para un pez, el asomarse al mundo terrestre y respirar por unos instantes su
atmósfera, debía ser algo parecido, con las debidas reservas, a lo que
experimenta un astronauta cuando embutido en su envoltorio aislante abandona la
Tierra y la contempla desde el espacio. Algo que me parece una visión capaz de
cambiar la estructura psicointelectual de un cerebro humano para siempre.
Anduvimos por
zonas amuralladas de pequeñas playas. Una población de aves descansaba reunida
al sol. La mayoría en el agua, cerca del margen; otras ya en tierra. El céfiro
rizaba la superficie del agua, formando diminutas olas que se apresuraban
disciplinadas hacia la orilla. Las veía llegar y amansarse hasta perder su
forma, al tiempo que la orilla se dejaba modelar por ellas, imperceptible a los
ojos.
¿Sería esa una
manera de entender la muerte? ¿Nuestra propia muerte? ¿Somos esas pequeñas olas
que librando obstáculos llegamos a la última orilla, para perder allí la forma
de lo que hemos sido? ¿Qué impacto dejaremos al borde de la corriente? ¿Y no
sería esa mansedumbre lo deseable para nosotros?
Avanzar
mientras sople el viento de la vida, romperse en los obstáculos para remontar
de nuevo más allá de ellos, mirar siempre adelante, sin detenerse, para llegar
con hasta donde la tierra quiera contenernos, y perder allí nuestra forma, sin
aspavientos, con suavidad, disolviendo cuanto fuimos en la orilla, depositando con
amor nuestro ser incontestable, y dejando que esboce un nuevo litoral con
nuestra huella, donde atraquen las olas que nos seguirán, igual que nosotros
seguimos a las olas que nos precedieron.
Así querría
que fuese mi muerte, como la de esas ondas humildes que se desdibujan
lentamente, sin desespero, susurrando canciones en la orilla.
Mariaje López
Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.
Hermosa manera de morir, podria decirse, claro que dejaremos y dejamos nuestra huella en la arena, como vimos hacerlo a los que nos preceden y enseñaremos a los que nos siguen. La vida es compleja para definirla, pero su visión tiene el encanto de asignarle un motivo especial. Me gusta su manera de mirar las cosas Escritora
ResponderEliminarPoder compartir la propia mirada con otra distinta es sin duda un privilegio. Gracias por contribuir a ello.
EliminarComo esta mi López, espero que se encuentre bien, teniendo en cuenta el contexto y las circunstancias, pero todo mi afecto para vuesa merced, con toda la sinceridad de la que soy capaz de expresar. Bueno hoy cumpliría años el Duque Blanco y se lo recuerdo, y si prefiere vuestra merced hablar de muerte, que parece que en este contexto estamos, pues pasado mañana se cumple el aniversario de su deceso y puede usted honrarle como debiera. Bueno solo si se encuentra con animos de hacerlo claro. Quede vuesa merced con Dios y bendiga este blog
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