jueves, 20 de febrero de 2025

Preguntas (Extracto de El mundo de la línea infinita) M.A.R. Editor

Ilustración de Marta Virseda García

 

    Fue después, un día de otoño, que [el árbol] vio llorar a una mujer de cabellos blancos. La conocía desde niña, y ahora solía venir a sentarse en el mismo banco donde el borracho, en su postrer sueño, había entregado el último suspiro. Venía siempre acompañada de un hombre tan apergaminado como ella, pero hacía unas semanas que llegaba sola, e indefectiblemente al cabo de un rato, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas marchitas.

—¿Por qué estará tan triste? —se preguntaba el árbol en voz alta.
Un día el pájaro azul lo escuchó, y le contó cómo había visto salir el cortejo fúnebre de la casa y cómo lo había seguido hasta el cementerio.

—Descolgaron el ataúd en una fosa, que sellaron después con una lápida en la que figuraba el nombre y los apellidos de un hombre. La mujer, acompañada de algunas otras personas, rezó una oración entre abundantes lágrimas. Desde entonces, siempre se la ve sola. Así que deduzco que cuando alguien es llevado al cementerio en una caja, y ésta es depositada bajo tierra y sellada con una lápida en la que figura su nombre, significa que ya no se la volverá a ver en este mundo.
Tras una pausa reflexiva, inquirió el árbol: 

—¿Será eso la muerte?


El mundo de la línea infinita, (M.A.R. Editor).


Mariaje López


Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.    


lunes, 10 de febrero de 2025

Remanso



Foto de MiPaco: archivo personal

 

Agua quieta, remanso, 

espejo de un momento que pasa,

que queda, 

que muere en un instante, 

que permanece siempre

conmigo. 



Mariaje López


Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.    

jueves, 6 de febrero de 2025

Entrevista en Nueva Revolución, por Angelo Nero


Mariaje López: “Para las mujeres una victoria no significa haber ganado; significa que hay que seguir luchando para que esa victoria se mantenga”

Al tomar conciencia de la magnitud de semejante catástrofe moral, de las decenas de miles de niñas y jóvenes que habían pasado por lo mismo que yo y aún peores cosas, encontré un motivo ineludible para contarlo.

Por Angelo Nero | 6/02/2025

Trabajábamos a destajo, ensobrando cromos de futbolistas y ciudades de plástico, elementos que irían a parar a manos de otros niños, que completarían con ellos álbumes de fútbol y mapas de España. En realidad, no sabíamos casi nada de lo que pasaba fuera. El nuestro era un mundo aparte, raquítico y atormentado. Un mundo supersticioso del que nos decían que Dios era la Luz, y en el que nuestra propia luz era sofocada a diario.

Pasábamos frío en el claustro. Acumular sabañones en manos y pies, tener los dedos inflamados y llenos de pupas, era lo más corriente. Nos ardían de pura comezón y nos rascábamos sin querer, porque dolía. La culpa era del frío tenaz, de enjabonar los suelos sin guantes y meter una y otra vez las manos en el agua helada. Te acostumbras a vivir con ellos, y a no poder cerrar del todo las manos, so pena de que se reabriesen las grietas y sangraran.”

Este fragmento, elegido casi al azar, es parte de “Por Caridad”, una de esas lecturas dolorosas y necesarias, fruto de la experiencia vivida en su propia piel por la escritora Mariaje López, que entre los ocho y los trece años estuvo internada en un orfanato dependiente del Patronato de Protección a la Mujer. Por esas grietas de la memoria, sangran las palabras de Mariaje, recordando cada una de las humillaciones infringidas por las Oblatas del Santísimo Redentor, sus carceleras, que reprimían cualquier conato de rebelión, y sometían a las internas a largas jornadas de trabajo esclavo, con un mínimo tiempo para el estudio, y sufriendo también hambre, frío y, sobre todo, falta de cariño.

Mariaje, he leído en algún lado que has tardado varias décadas en decidirte a escribir este libro, ¿nace fruto de la necesidad de poner sobre el papel tu propia experiencia o de contribuir a darle visibilidad a una realidad, la de los orfanatos y reformatorios franquistas, que todavía es desconocida para una gran parte de nuestra sociedad?

La gloria perdida



Fotografía: Lara Zankoul "El escaparate y lo que subyace". 

       El día del comienzo de la peregrinación llegó. Una mañana húmeda y brumosa que entumecía los huesos y el corazón. Ella se preparó temprano, convencida de que los dos se irían juntos. Él se levantó después, y se puso el abrigo antes de abrir la puerta. 

        Se miraron. 

        Ella esperaba que él le dijera "vente". Él esperaba que ella dijera "voy". 

        Ninguno de los dos dijo nada. 

        Él pensó que ella no quería ir. Ella creyó que él no quería que fuera. 

        Y se perdió la gloria del camino. 


Mariaje López


Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.    

martes, 4 de febrero de 2025

Reflejos




 

    Si alguna persona cercana a ti, a quien incluso aprecias, ve maldad en todo lo que haces... Pregúntate si esa maldad no está dentro de su corazón.
Porque muchas veces lo que vemos en los demás es solo el reflejo de lo que somos. Para bien y para mal.


Mariaje López


Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.

lunes, 3 de febrero de 2025

Biopic

 


Desierto de Wadi Rum - Foto MiPaco

        En la pantalla un biopic sobre Samuel Beckett. Se aleja por un pasillo, hacia el último tramo de su vejez. Sublimo la imagen y superpongo a su figura la mía. Me anticipo al futuro próximo, quién sabe si lo alcanzaré. 

La fusión se consuma y ya no es Beckett sino yo quien avanza por ese corredor finito. Escucho la música transida de nostalgia, y mi deriva se entremezcla con ella. 

En algún punto la imagen se transforma, aunque sigo mirando esa figura percibo un caminar distinto e intuyo que sus labios sonríen. Los hombros se balancean imperceptiblemente, con ademán gozoso, diríase que despreocupado. La tenue luz inunda la secuencia de una pureza que lava el miedo. 

La nostalgia se transmuta en quietud presente. Una chispa vital en la que arde la resignación. No es la fuerza de la juventud, pero se trata de un suceso igualmente vital. Una expectación por averiguar, por seguir en la ruta del descubrimiento. Quedan aventuras por vivir. Pervive la curiosidad. 

Le susurro a Beckett que no voy a acompañarlo en su caminar desesperanzado, que no quiero despojarme de toda ilusión razonable. Me parece escucharlo: ¿Acaso la ilusión puede ser razonable? Sí, maestro, le respondo, y le pido que me perdone el atrevimiento. 

El pasillo está ahí, con su distancia ineludible. He de recorrerlo, como todos los que llegan hasta el dintel. Y yo siento el deseo de avanzar por él con pasos alegres, agradecida y expectante, despojada de cualquier afán que no sea conciliador con la serenidad más pura; la de saber quién he sido y quién soy, sin otra necesidad profunda que la de saber amar, procurando no herir a quien no lo merece y reconociendo la luz que me sale al encuentro en cada centímetro que mis pies recorren. Y poder llevar, como una madre primeriza y enamorada, mi pequeña verdad en los brazos. 



Mariaje López


Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.