martes, 28 de octubre de 2025

El viaje




    Únicamente esto: tener a Ítaca como destino, para poder viajar hacia mi verdad, siendo quién soy en el viaje. 

Y ya, sabiendo la meta, olvidarla. 

Para poner el alma en el camino. Entonces mis pasos llegarán, sin directrices, sin mapas, sin prisa, a su destino.



Mariaje López

Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.  

miércoles, 15 de octubre de 2025

Sus voces en la brisa

 



    Había vuelto después de mucho tiempo. No sabía exactamente por qué ese día, ni por qué la necesidad se le hizo tan urgente.

Se apoyó sobre la lápida tras la cual, en sendas urnas funerarias, reposaban las cenizas de sus seres queridos. Con delicadeza retiró los geranios marchitos de la vasija y colocó unos nuevos, aún húmedos del rocío.
Aquella planta le hablaba de la infancia: del patio donde jugaba feliz, del sol sobre los mosaicos, del zumbido lejano de una avispa y del viento que, a veces, derribaba a sus soldados de plástico.

Pasó los dedos sobre las inscripciones, como si leyera en braille los nombres: primero el de él, luego el de ella. Debajo, las palabras grabadas junto a las fechas.
La de él decía: “Se durmió en la orilla.”
La de ella: “Se compadeció de todos.”

martes, 7 de octubre de 2025

Crónica de un sábado en una casa con gatos

 


    Salgo de casa con tiempo para visitar a mi hija. Cada momento que paso con ella es un regalo que no sé cuántas veces más me concederá la vida. Nadie puede responder a esa incógnita, y por eso intento no dejar escapar ni un segundo.

Camino hacia la estación y paso frente a un gimnasio de boxeo. Desde la calle se oyen los golpes, la música, las órdenes del entrenador. Imagino a los deportistas, empapados en sudor, descargando su adrenalina contra el saco.

El tren va lleno. Es sábado y muchos viajan hacia el centro para disfrutar del ocio madrileño. Mi trayecto es largo: de Colmenar Viejo a Sol y, desde allí, el metro hacia la antigua periferia carabanchelera, que ya casi ha dejado de serlo.

Me espera Verónica con su familia gatuna: Miranda, una adorable gata negra que reparte cariño sin distinción,  y Charlie, una belleza atigrada que adora a su dueña. Ellos son su compañía fiel y la alegría más tierna de su día a día. 

Los gatos, siempre los gatos. Mi familia les debe mucho.