miércoles, 17 de octubre de 2012

Depredadores



Cuando te amé
me deshice en versos infinitos,
y confundí mis versos con tu voz.


Pero tu voz no era mis versos.

Entonces aguardaba el día,
y acataba las noches de vigilia

añorando a Ítaca más que nunca…
Ítaca, sabes, nunca fuiste tú.

Cuando te amé
me deshice en besos infinitos
de mañanas tiernas.

En abrazos que arropaban
tus malos sueños.

Y lo que yo creia tu voz,
eran los ecos de mis palabras.

Tu voz era la de un memo
cagado de miedo.

Chaval, cómprate un orinal
y deja en paz a los ángeles.



Mariaje López. 



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2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Arancha. Ya imaginas... experiencia en propias carnes. Menos mal que en pasado, ¡Uf!

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