Cuando te amé
me deshice en versos infinitos,
y confundí mis versos con tu voz.
Pero tu voz no era mis versos.
Entonces aguardaba el día,
y acataba las noches de vigilia
añorando a Ítaca más que nunca…
Ítaca, sabes, nunca fuiste tú.
Cuando te amé
me deshice en besos infinitos
de mañanas tiernas.
En abrazos que arropaban
tus malos sueños.
Y lo que yo creia tu voz,
eran los ecos de mis palabras.
Tu voz era la de un memo
cagado de miedo.
Chaval, cómprate un orinal
y deja en paz a los ángeles.
Mariaje López.
Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
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Genial Mariaje, sin palabras!
ResponderEliminarGracias Arancha. Ya imaginas... experiencia en propias carnes. Menos mal que en pasado, ¡Uf!
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