Caminas a su lado como tantas veces, y de pronto le miras sin el filtro opaco de la costumbre. Rozas en la llamarada la gloria secreta de su mismidad, y un vértigo dichoso agita el pecho de tu humanidad herida.
Beatitud de carne y tierra, de sonrisa queda y piel cómplice. ¡Ay, esas miradas largas que lo dicen todo!
Caminas a su lado como siempre, sabiendo que siempre es un imposible que te inventas para rebañar la calma. Ni él ni tú sois inviolables ni eternos.
Amas esa mano abierta que distraída se ofrece, para que no te caigas, para apoyar tus noches y tus mañanas. Sonríes al regalo del sol en su cabello, de su perezoso hablar que te impacienta a veces, y que tanto añorarás si un día te falta.
Caminas a su lado y sabes, que la bondad y el amor van contigo, en ese cada día que es único y pide ser cuidado.
Mariaje López.
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Eres una maestra escribiendo a la ternura. Precioso escrito a los años de la pareja.
ResponderEliminarMuchas gracias Carmen, también es tierna tu mirada. Un abrazo.
EliminarEsas miradas a estas alturas de nuestras vidas se dan, porque reducen a la mínima expresión el camino recorrido, como si se concentrara toda una vida en esa mirada.
ResponderEliminarSeguid escribiendo las dos👏🏻👏🏻
Por mi parte te haré caso, y por parte de Carmen intuyo que también, ja ja. Ella dirá. Muchas gracias por leerme.
EliminarDale al botón de me gusta (o pásate a wordpress)
ResponderEliminarPrimero tengo que aprender wordpress. ;)
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