Portada de Paga o Muere, Ed. Pluma de Sueños, 2023 |
Suelo ser, en líneas generales, bastante tolerante. Hay cuestiones sin embargo en las que mi nivel de tolerancia desciende a cero. Me pasó con Euskadi Ta Askatasuna, conocida por todos por su acrónimo: ETA.
Aunque me crié en Madrid, y he vivido en ella prácticamente toda mi vida, nací en Bilbao. En Getxo para más señas, escenario principal, por cierto, de la obra que nos ocupa. Y quieras que no, esto de ser vasca de nacimiento, me inclina a una mayor implicación en el tema.
Esta novela es la segunda de una trilogía versada en ETA, en la que no solo se habla de terrorismo. Porque cuando de ello se habla, hay contemplar todas las instancias adyacentes: la banda por supuesto es el meollo. Pero de fondo están los gobiernos, el pueblo, la prensa, la judicatura, el papel determinante de una buena parte de la iglesia vasca… y también el otro terrorismo, el de estado, los GAL. En primer plano las personas, las familias, muchas de ellas divididas. Y tantas rotas por el dolor, un dolor acompañado por la marginación social, por el rechazo de los que en un tiempo fueron sus amigos. La dignidad y la soledad de los valientes. La infinita miseria de unos verdugos embrutecidos, como lo son todos los verdugos. La inenarrable grandeza de los héroes, aunque tuvieran que serlo a la fuerza, como suelen serlo los héroes.
La prosa de Salvador nos conduce por este entramado de sinrazones y barbarie. Es una prosa característica, sobria y elegante. Pero también asequible a cualquier tipo de lector, lo cual es un gran mérito. No le costará trabajo seguir la historia ni al lector avezado ni al que se está iniciando. Lo mismo le entenderá el lector habitual que el ocasional. Y este suyo es un estilo que favorece siempre, pero más y en especial a temas tan cruciales como este. Temas que conviene que sean entendidos en toda su hondura y dimensión. Es nuestra historia: historia negra y sangrienta. 856 personas asesinadas. Varios cientos de heridos más. Y todo el miedo posible echando raíces en las almas y tratando de acallar las conciencias.
Salvador Robles reside desde hace muchos años en Bilbao. Y esto es relevante porque escribir sobre ETA viviendo en Bilbao no es sencillo. Y no es la primera vez que Salvador escribe sobre terrorismo en el País Vasco. Lo hizo cuando las pistolas aún estaban calientes. La primera vez, si no me equivoco, en su maravillosa novela Contra el cielo, para la que ninguna editorial de Euskadi reunió valor para publicarla. Tuvo que ser un editor afincado en Andalucía quien diera el paso. Contra el cielo es, además de una novela comprometida y valiente, un retrato magistral del dolor impuesto por la aberración del terrorismo.
Paga o muere ha sido escrita con ETA ya derrotada. Sin grandes dificultades para su publicación. Este nuevo tiempo ha otorgado al autor una dilatada perspectiva para retratar el conjunto; a mayor distancia y a vista de pájaro. Con una prospección psicológica y moral de los personajes admirable. El conjunto es un retrato fidedigno del Euskadi de los años de plomo. Largos años fueron. Demasiado largos.
El plantel de los personajes está bien nutrido. Se aleja de lo maniqueo porque se esfuerza en comprender las razones que pueden conducir a una persona por la deriva del terrorismo. Algunas motivaciones pueden llegar a ser comprensibles, no así la manera de abordarlas. Se dice en la novela: “Matar por un ideal, es matar”. El terrorismo no es admisible en ningún caso, nunca, de ninguna manera. Jamás. Porque si me quitas el coche, puedes, llegado el caso, devolverlo. Pero si me quitas la vida, ya no puedes devolvérmela. No se la puedes devolver a quienes me amaron. Por tanto, has perdido el derecho a reivindicar tu propia vida. Y que se me entienda bien: no estoy a favor de la pena de muerte. Pero sí creo que aquel que quita una vida desvaloriza la suya propia. Porque no cabe restitución posible. Insisto en que esto último es una mera apreciación personal, no atribuible a la obra de la que hablamos.
Porque Paga o muere es también una historia de redención, ya que la redención siempre es posible cuando la bestia que llevamos dentro es sometida a la razón, y mucho más cuando prevalece sobre ella uno de los rasgos que más nos definen como humanos: la dignidad. Y en el País Vasco hubo muchas personas que se elevaron sobre el miedo y la injusticia dando tal lección de dignidad que tendrán que pasar años para que la historia lo reconozca como debe. La familia protagonista de esta novela es un reflejo de ello, y quedan invitados a conocerla. Apuesto fuerte a que no la olvidarán.
Mariaje López
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