jueves, 6 de septiembre de 2012

La elocuencia de las cosas.






Cuando Virginia Wolf escribió "Una habitación propia", no hacía más que ilustrar su tesis sobre la literatura y las mujeres. Hablaba de la independencia económica junto a un espacio privado como factores imprescindibles de la creación.

Wolf sabía de qué hablaba, y lo que puede llegar a suponer la ausencia de un lugar identificativo. Por maravilloso que sea el espacio donde vives, si no te devuelve el eco, remite inevitablemente al espíritu de los exiliados.

En tiempos me mudé a una casa más pequeña e incómoda de la que tuve anteriormente. Como además la mudanza vino impuesta, renegaba de la situación y de mi nuevo hogar. No me ilusionaba desembalar las cajas, y muchas permanecieron arrinconadas contra una pared. Algo cambió, sin embargo, cuando por fin me reencontré con mis cosas. El sólo hecho de haberlas rescatado de su cárcel, de haberles ido buscando su lugar en los cajones y estantes, el haberlas dispuesto sobre los nuevos muebles para tratar de realzar su discreta belleza, el haber poblado las estanterías con las evocaciones mágicas y profundas de mis libros favoritos, el hojear mis viejas anotaciones... todo eso comenzó a hablar, a devolverme ecos, a contarme historias que me conectaban con los aspectos más auténticos de mi ser.

Y al rodearme de todos esos murmullos anímicos, prendí la llama de un quemador de esencias y volví a escuchar la música de mis adentros. Abrí los oídos a la elocuencia de las cosas. Cosas cuya alquimia las transformaba en puentes hacia el universo privado que sólo ellas habitan y entienden. Historias desveladas más allá de la oscuridad de los embalajes.

Entiendo que Karen Blixen cargara con la porcelana desde la fría Dinamarca hasta los cafetales de África. Las cosas que tienen una historia en común contigo te ayudan a no perder contacto con lo que eres. Y yo he comprendido como nunca antes lo importante que es poder relacionarme con el espacio que habito.


Mariaje López.

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2 comentarios:

  1. Precioso Mariaje. Me siento muy identificada. Yo también escribo, pero no en cualquier lugar ni en cualquier momento. Es necesario ese eco que tu comentas, para que todo fluya del modo necesario y la inspiración te acompañe. Felicidades por haberlo encontrado!

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  2. ¿Cómo no sentirte identificada con esto?, todo creador lo experimenta, querida Arancha. Un beso.

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