miércoles, 10 de enero de 2018

Prefacio de Beatricia: Bowie





PREFACIO
Bowie
11de Enero de 2016
Anoche me acosté con el firme propósito de reanudar hoy la corrección de Beatricia, latido inquieto de mi conciencia desde medio año atrás. Seis meses de hospitales y noticias regulares. Aspiro a una mejoría que llega demasiado lenta, dudosa a veces. Ya vuelco la mano derecha en el teclado, no sin que mis tendones protesten; pero he dicho que de hoy no pasa.
Me despierta de un tajo la muerte de Bowie, tiene que ser una broma infame. En Twitter leo: “Lamento mucho y me entristece decir que es verdad”. Es Duncan, su hijo, el director de la conmovedora y premiada Moon.
Ha elegido esta mañana para irse, precisamente esta mañana en la que resucita Beatricia, querido David. Me desplomo en el sofá, taciturna. Escucho Starman, que siempre me devuelve mis quince años, cuando estrené con ella mi primer reproductor de casetes. Y también Life on Mars, cuyas dos primeras estrofas parecen escritas para este libro:

It's a god-awful small affair
to the girl with the mousy hair.
but her mummy is yelling: "no"
And her daddy has told her to go.
But her friend is nowhere to be seen
now she walks through her sunken dream
to the seat with the clearest view
and she's hooked to the silver screen.*¹
 Cierro los ojos y estoy en una plaza de Alcalá de Henares, apoyada en una fuente. Mi imaginación cruza un bosque de luz, un desierto rojo, un lago imposible, un mar de barro… entes fantásticos gritan mi nombre desde su retiro, piden luz y libertad. Y me miran otros seres, quizá más irreales aunque estén vivos. Ni unos ni otros volverán a ser los mismos después del parto.
El agua helada espanta las brumas, y bajo mis pestañas húmedas se desvela sin prisa una silueta acercándose: es una figura anacrónica que elegante descubre su cabeza e inclina el rostro barbudo.
–Llevamos mucho tiempo esperándote.
–Sí.
Me ofrece su brazo, y el gesto se me antoja familiar. Acepto sin mediar palabra, y con un movimiento correspondo al suyo. Caminamos sobre los adoquines de un suelo que se diluye a nuestro paso. Entre esas nieblas de realidad y ficción escucho su voz grave y confiada:
–Hasta hoy has esbozado nuestro destino, ahora da comienzo el verdadero viaje: el tuyo. Estarás a un solo paso de nosotros, y sólo yo lo sabré.
–Sólo tú lo sabrás –repito sonámbula.
–Quizá alguno intuya una presencia ajena, pero estarás más allá de su percepción. ¿Estás lista?
–Lo estoy.
Vuelvo a Beatricia del brazo del amor, por mi propio laberinto, ahora que Bowie encuentra una salida al suyo. Una triste y gloriosa coincidencia que sella el destino de mi trabajo. No puedo menos que dedicárselo. 
Gracias, Duque, porque hasta tu peor creación siempre fue mejor que la más buena de muchos.
 Enero de 2016.
*¹         Es un pequeño lío terrible
para la chica de pelo castaño,
pero su madre está gritando: "no",
y su padre le ha dicho que vaya.
Pero su amigo no está a la vista en ningún sitio,
ahora, ella camina a través de su hundido sueño,
hasta un asiento con mejor vista,
y está enganchada a la pantalla de cine.
                        (Life on Mars)

Prefacio de Beatricia, novela de Mariaje López, M.A.R. Editor

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