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Y qué si estoy aquí en la mitad del mundo, instalada en la vida, apurando la nada, persiguiendo el todo.
Y qué si ahora no sé lo necesario porque nunca pregunté a tiempo, y apenas me fue explicado lo que debí conocer.
Y ahora qué, si me faltan las certezas que ablandarían mi suelo, si no tengo las respuestas, ni sé si las necesito.
Y qué… y qué.
¿Acaso quienes preguntaron, quienes conocen su origen y apuntalan su destino son más felices que yo? ¿Más infelices? ¿Acaso se sienten más plenos que quienes lo ignoran? ¿Más personas? Sí es así lo celebro, aunque soy escéptica.
¿No siguen viviendo a ciegas, igual que yo? A ciegas, igual que todos.
Y qué si no puedo entender el origen y el final de las cosas, si solo alcanzo a ver el camino por donde me llevan mis pasos.
Nada me impide conocer mi reducto, en qué infierno o paraíso me hallo. ¿Quién me impedirá saber quién soy? Quién podrá evitar que ame y quién me va a impedir amarte.
¿Quién le dirá a mi alma que no puede buscar la belleza que tanto anhela?
Una burbuja logra ser perfecta pese a su fragilidad. Pese a que su curso sea efímero y por dentro solo tenga aire.
Y qué.
¿Quién puede frenar el ascenso a superficie de una frágil burbuja sumergida en un líquido?
¿Quién?
Y qué si yo soy una burbuja sumergida en el mar.
Mariaje López
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