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¿Estuvo siempre tan lejos?
Quieres pensar que no te engañaste cuando lo consideraste luz en la tarde cálida. Entonces lo le creíste capaz de lecturas pérfidas, de no haberte leído más que a medias y con las gafas viejas de dioptrías caducas.
No sabes por qué se agranda la distancia, qué distorsiona las palabras por el camino ni cuánto se ensancha el horizonte inalcanzable de sus besos.
Sabes que el amor se alimenta de la humildad que escasea en las cumbres de la indiferencia fingida, o del desaire explícito.
Te queman los días azules y crepitan en el fuego cuando la tarde cae sobre las astillas y los aplaca, hasta sumirlos en el gris de sus cenizas mojadas.
La añoranza de lo que fue mata, tienes que dejarla atrás cuanto antes. Urge vislumbrar nuevos puertos de futuras Ítacas, navegar con el sol a la espalda a pulmón abierto. Urge recuperar el arco iris para pintar las alas de las risas y vestir el corazón raído con la luz virgen del nuevo instante.
Mariaje López©Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.
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