miércoles, 17 de enero de 2018

Un techo para el corazón



Ilustración de la artista coreana Puuung

Nada hay comparable a la bendición de un hogar en calma. Es algo tan precioso e inestable, tan frágil, que aparece a retazos, en capítulos aparte. Y es cuando se presenta en su maravillosa hondura que acariciamos nuestra genuina esencia. Entiendo la falta de hogar como la desposesión más severa. Incluso la mala salud puede ser razonablemente tolerada si es acogida en un entorno propio, íntimo y amable, cosa improbable cuando se carece de techo.

El hogar, aunque no podamos hacer de él una réplica exacta de nuestro ideal, siempre nos devuelve el eco de nuestro interior, refleja nuestra cohesión y nuestra ruptura. Nos invita a la restauración de lo fragmentado, desde el espejo recóndito de nuestro misterio. Orden y desorden, algarabía y silencio, alegría y llanto, celebración y anhelo, impulso, abrazo, camino de ida y vuelta, salto, visión y ceguera, inspiración y alimento. Lugar más que ningún otro donde la paz busca asiento y reposo. Y cuando la paz que habitó la casa está herida, no se marcha; se acurruca temblando en cualquier parte, esperando siempre; un guiño, un resquicio para sanar y calentar paredes, para derretir el hielo, para recordarle al corazón la primera canción que escuchó: la de la sangre fluyendo generosa y confiada hacia la mejor y más bella promesa de vida. 

Mariaje López

Tu  escritora personal por Mariaje  López se encuentra bajo una Licencia  Creative Commons Atribución-NoComercial.

3 comentarios:

  1. Hermosas reflexiones, es cierto que como en tu casa en ningún lugar, por eso los hoteles son sitios para dormir y poco más, no se siente uno cómodo para hacer vida.
    Es verdad que conforme te sientas contigo mismo, se refleja en como te comportas con tu entorno y con los demas. Cuando uno no se siente bien, se resiente su relación con su hogar y no está igual de cómodo que cuando uno esta tranquilo que disfruta de estar en casa.

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    1. Buenos días Salayero, o tardes; que no sé cuándo leerá esto. Dice bien que cuando uno no está bien todo se resiente, y no le falta razón en que a veces eso influye en cómo se relaciona con la casa. También puede suceder, y sucede sin duda, que la casa ayude precisamente a remediar ese malestar del ánimo. Ambas experiencias puedo relatar, con predominio de la segunda, por fortuna. Un saludo cordial, y gracias por la visita y la agradable charla.

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  2. cordiales saludos y gracias a ti preciosa

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